domingo, 16 de mayo de 2010

Balance dominical

Me caen mal los domingos y el hecho de que el chico que quería me haya dejado un domingo hace que sean más chotos todavía. Llega el puto domingo y es inevitable que se me cruce por la cabeza “hoy hace una semana que se terminó”, “hoy hace dos semanas que se terminó” y hoy hace tres semanas que se terminó… Tres largas semanas de altibajos.

Creo que en estas tres semanas pasé por todos los estados posruptura que se pueden pasar: desde llorar a moco tendido pensando en llamarlo y pedirle por favor que vuelva, hasta pensar “que se joda, él pierde más que yo”, hata finalmente caer en cuenta de que ninguna de los dos extremos es cierto. No era una relación tan buena como para llorar tanto, por lo menos los últimos tiempos, ni es que él haya perdido más que yo; yo también perdí mucho. Pero me di cuenta de algo: por supuesto que lo extraño, pero lo que más extraño no es a él, sino a mi cuando estaba con él.

Cuando estaba con él me sentía feliz, alegre, alocada, apasionada. Podía relajarme y disfrutar sin pensar en nada porque sabía que él estaba ahí para cuidarme. Cuando estaba con él tenía todo lo que necesitaba, desaparecían los problemas, los fantasmas, los miedos, las preocupaciones. Cuando estaba con él y me acurrucaba en su abrazo todo lo malo desaparecía, podía dejar a la chica superpoderosa en el palier de entrada, cerrar la puerta y ser una adolescente alocada que hacía chistes y se reía de todo, todo el tiempo. Cuando estaba con él me sentía viva. Pero ahora él no está más y me dejó vacía porque ya no puedo volver atrás.

Ya no puedo volver a ponerme el disfraz de chica superpoderosa y salir a enfrentar al mundo como sabía hacer hasta entonces. Por él descubrí que ese disfraz era una mierda y ahora no me cabe. Él me hizo crecer y darme cuenta que los disfraces no sirven, aunque no se quedó lo suficiente como para enseñarme otra forma. Ahora me siento desnuda, desprotegida y no sé para qué lado correr.

Desde que lo conocí apareció una nueva Sol en escena, una que no sabía que existía dentro de mí, pero ahora está y no sé qué hacer con ella. Lo peor es que no puedo hacerla desaparecer porque parece que se instaló firme con planes de quedarse por un largo período. El tema es que si bien hay muchas cosas que me gustan de esta nueva yo, todo me da miedo, porque todo es nuevo.

Siempre me manejé en los extremos, pero esta nueva Sol me parece que entiende un poco más de términos medios. Esta nueva Sol no tiene ganas de pelear contra molinos de viento. Esta nueva Sol me dice continuamente “¿no te das cuenta que eso es lo que hiciste siempre y nunca te sirvió? No sé cuál es la forma, pero busquemos otra” así que desde hace tres semanas que ando por la vida con miedo, abriendo nuevas puertas y asomándome vergonzosa, espiando qué hay del otro lado sin animarme a entrar todavía por ninguna. Todo lo viva que me sentía con él se esfumó para sentirme ahora paralizada.

Hace tres años me subí sola a un micro rumbo a Mendoza, el miedo que tenía no se los puedo explicar. Era la primera vez que viajaba sola y me iba lo suficientemente lejos como para no poder llamar a mi mamá si me pasaba algo. Pasara lo que pasara, me las tenía que arreglar sola y resultó ser una experiencia maravillosa, fueron las mejores vacaciones que tuve. Espero que en el viaje a Merlo de la semana que viene me vuelva a pasar algo parecido y me de fuerzas para empezar a moverme.

8 comentarios:

  1. empezar de nuevo cuesta la vida no es un lecho de rosas en la vida hay que valorarse , superarse vencer esos miedos que a veces andan por la vida y nunca rendirse siempre para adelante auque cueste un gran beso sol carlos

    ResponderEliminar
  2. Cuánto te entiendo... eso de la mujer nueva que apareció gracias a él y que ya no hay vuelta atrás... así me siento también...
    Si yo estaba con mi amargada vida sin conocer otra cosa y tuvo que aparecer de repente a mostrarme el amor... y luego se fue... y ya no puedo regresar a mi amargada vida sin que duela demasiado...
    Avisame si el viaje hace diferencia y me saco un pasaje....
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Somos varios los que estamos en ese estado. Todo lo que viviste, lo bueno y lo malo, es digno de haberlo vivido; incluso lo que estás sufriendo ahora. Pero la pregunta es: Cómo volvemos a integrarnos en la sociedad de solteros?
    Beso y buen viaje!

    ResponderEliminar
  4. Que pregunta! Mirá, creo que va en gustos, por lo pronto a mi no me dan ganas de salir de reviente los sábados a la noche, no me divierte la exposición del bar y menos la de un boliche, y creo que hacer lo que hacen todos o la mayoría de los solteros, no me va a hacer sentir mejor, sino todo lo contrario. Pero hay otras cosas para hacer aunque tus amigos consideren que te convertiste en un viejo choto jajajaja Ponele, existe el cine, el teatro, ir a cenar con amigos, actividades que te permiten estar durmiendo a las 2 de la mañana en vez de arrancar a esa hora, que a su vez te permiten disfrutar del domingo en el que puede existir La Boca, Caminito, La Costanera, El Planetario, San Telmo, El Tigre... y para sociablizar con otros mortales no sé, yo empecé a bailar salsa los martes a las 7 de la tarde, y sino siempre va a estar el Facebok! Jajajaja
    Mientras haya ganas, siempre hay alternativas, creo que es cuestión de usar la imaginación y encontrar la propia, de ultima siempre se puede probar y buscar otra, pero seguir a la manada sin ganas, no sirve, hace que la soledad se vuelva más presente todavía
    Gracias!

    Saludos a todos!

    ResponderEliminar
  5. Solcito! no estoy leyendo libros de autoayuda! nunca lei uno y creo que tampoco lo haré jaja. A mi me encantan los domingos creo que soy una de las pocas! me encantan porque son livianos, fiaquentos! relax

    ResponderEliminar
  6. Creciste!!!

    Saludos Sol.

    ResponderEliminar
  7. Sol! todas las personas pasan por nuestra vida por algo.. nos dejan algo... ese chico te dejo algo importamte... que en este viaje te amigues con la nueva sol. beso

    ResponderEliminar

Diga nomás