lunes, 3 de mayo de 2010

Ay, ay, ay...

Yo 1: ¿Sabés qué nos vendría bien ahora para zafar de esta?
Yo 2: A ver... ¿Qué?
Yo 1: Un chico más joven, sin tantos mambos encima, que no esté tan quemado, alguien que tenga una mochila de experiencias pasadas menos pesada. Alguien sensible, que no tenga miedo a enamorarse, con la sensibilidad de un artista, un músico por ejemplo, siempre nos llamó la atención la guitarra...
Yo 2: NI SE TE OCURRAAAAAAAAAAAA!!!!!!!! No seas chota y alejate del pendejo que pobrecito no tiene la culpa de que el otro haya resultado un discapacitado emocional y encima lo vas a traumar y las próximas minitas que pasen por su vida te van a odiar!
Yo 1: Ufaaaa, tenés razón, está bien, no me hago más la linda con Gonza  =S

9 comentarios:

  1. JEJEJEJEJEJEJJEe... dialogos de una mente con millones de opciones...

    ResponderEliminar
  2. porqe justamente gonzalo se tiene que llamar :( jajaja dios me caen del cielo (?)


    un besiito

    ResponderEliminar
  3. No, no! tranquila, no se llama Gonzalo, es un nombre inventado para no revelar identidades, este blog vendría a ser la versión Clarck Kent de varios :p

    ResponderEliminar
  4. Jajajaja.
    La voz de la conciencia es así de autoritaria.

    ResponderEliminar
  5. La versión Clarck Kent... me encantó eso... también cambio los nombres en esos relatos que no son todo fantasía... jaja
    Con respecto al post... NOOOOOO chicas, uno menor nooooo... duran poco, llega un momento que la diferencia se nota demasiado...
    Y se van en busca de otra más joven.....
    Un beso

    ResponderEliminar
  6. Ya sé, pero yo lo quiero para que me levante un poco la autoestima nomás y bue para que me entretenga un poco también, no te lo voy a negar... jajajaja

    ResponderEliminar
  7. Yo nunca le hago caso a la voz de mi conciencia. Así me va... vos fíjate! Yo le daría bola al pendejo.

    ResponderEliminar
  8. Jajajajajajajaja primero el pendejo me debería dar bola a mi, pero es cuestión de buscarlo un poquito :p

    ResponderEliminar

Diga nomás