Cosas de chicas

Estuve chateando con un amigo, en realidad no es un amigo mio sino que es amigo de un tipo casado con el que estuve saliendo un tiempo hace unos 4 años. Hacía bastante que no hablábamos así que nos estuvimos poniendo al día. 

Obviamente llegó la parte en que me preguntó por mi vida amorosa, así que le conté que si me viera ahora no me conocería.  Le conté que ahora cada vez que hablo con un tipo que me gusta me agarran unos ataques de vergüenza terribles y que hace mucho que no estoy con nadie. En joda, lo relacioné con que en los últimos años había conocido unos cuantos desastres sociales y discapacitados emocionales que hicieron estragos con mi autoestima, así que ahora me convertí en una idota que no puede pronunciar dos frases seguidas ante un tipo que le gusta sin entrar a transpirar, ponerse colorada, sin que las palabras se le traben y sin decir una idiotez atrás de la otra que haga que los señores en cuestión piensen que soy una infradotada y prefieran ir a jugar al Ludo Matic en vez de quedarse charlando conmigo. La cosa es que después de esta charla me quedé pensando mucho y creo que algo de razón tengo en esas pavadas que le dije. 

Me acuerdo que cuando andaba con tipos casados o con novia (sí, tuve un par, pero eso es otra historia. Igual es una etapa superada), estos, como obviamente sabían que estaban en falta y no me podían dar dedicación full time (lógicamente), cuando estaban, me hacían sentir una reina (obvio que sólo para mantenerme tranquilita y después poder cogerme, tan boluda no soy, lo sé), pero la cosa es que me hacían sentir bien como mujer.  Me trataban bien, me escuchaban, me consideraban y me mimaban. Después, cuando decidí que eso no era lo que yo quería para mi, que quería estar con alguien a quien no tuviera que compartir, empecé a conocer a otra clase de tipos, tipos que no querían comprometerse, que no sabían que mierda hacer de su vida, tipos que hoy estaban, pasado no y tras pasado vaya Dios a saber.  Tipos que me hicieron sentir muchas veces un cacho de carne o un consolador humano, que daba lo mismo estar conmigo o con cualquier otra o hacerse una paja. Tipos que me hicieron sentir total y absolutamente descartable y sí, me convertí en una mina súper insegura.

Ojo, esto no viene de critica a los hombres, o discurso feminista de “ayyy porque son todos iguales” o “los tipos son todos una mierda”.  No son todos iguales, ni son una mierda, solamente que yo no me supe relacionar con tipos que me pudieran dar otra cosa.

El tema es que hoy por hoy, cuando conozco a alguien me siento súper presionada, medio inconscientemente, pero pienso que cualquier mínima cosita que pueda llegar a decir o a hacer mal puede llegar a ser motivo para que el flaco desaparezca y no me vuelva a llamar, para que me deje tirada y esto no está bien, no es así. 

Yo sé que ahora se puso de moda, que las relaciones se plantean así, light, sin compromisos, sin explicaciones, “cuando pinta”, pero lo cierto es no conozco a una sola mujer que de verdad quiera esto.  Muchas veces nos prestamos a este juego porque es lo que hay y nos hacemos las cancheras y lo jugamos pensando en que lo vamos a poder manejar, cuando en realidad lo que queremos es otra cosa.  Seguramente debe haber chicas a las que esto le afecte menos que a otras, que puedan separar mejor que yo sus emociones de la cama, pero lo que les quiero decir es que por lo menos lo piensen porque a la larga estos juegos les pueden terminar pegando como el orto.  No somos descartables ni somos consoladores humanos.

Hay otra clase de tipos dando vueltas por ahí que no tratan así a las mujeres, que tienen ganas de conocer a alguien y que también tienen ganas de tener una relación estable. El tema es que mientras estemos pendientes del celular que no suena porque el que quiere relaciones light se está garchando a otra, no vamos a ver a los otros tipos que sí nos pueden dar lo que buscamos y que nos van a tratar mucho mejor, como en realidad nos merecemos.

Haceme caso, cuidá tu salud mental.  Garcharse idiotas te puede conducir a gastar fortunas en psicólogos que podrías invertir en comprarte un bello portaligas que algún buen muchacho va a saber apreciar y lógicamente, recompensar.  Pensalo!