Practicas

Después de todas las sabias recomendaciones que me dieron el viernes, el sábado salimos con una amiga con la intención de ponerlas en practica. Fuimos a un bar, nos sentamos en una mesa, nos pedimos una cerveza y nos pusimos a cotorrear.  En la mesa de enfrente había tres chicos. Uno de ellos estaba bueno pero quedó descartado automáticamente por tener un peinado raro con gel. Todo tipo que tarde más que yo en peinarse, pierde su encanto (ya sé, ni me lo digan, soy una rompe pelotas y no es casual que esté sola, pero es así la cosa).  Hubo algún que otro cruce de miradas pero nada wawww!, porque entre la vergüenza que me da ponerme en plan levante y esos pelos con gel que lo hacían parecer el Pájaro Loco, no me motivaba demasiado, era más interesante la charla con mi amiga. De repente los chicos estos se levantan y se van, pero antes, el Pájaro Loco se acerca a nuestra mesa y sin decir nada, me deja una rosa de papel sobre la mesa. Cuando me di vuelta para ver si se había quedado por ahí esperando alguna reacción (tampoco es que tardé tres años), ya no estaba.

Análisis de la situación:

Una rosa de papel le gana hasta al peinado con gel más pedorro que pueda haber. Además no era de esas rosas truchas que sabe hacer cualquiera, como ésta:

Era más bien una como ésta, pero hecha con servilletas:

O sea que el flaco se tomó un laburo de la concha de la lora para hacer esa cosa, peeeeeerooooooooo dejó la rosa y se fue sin siquiera darme tiempo a decir nada. Desarmamos el palito de la rosa para ver si había algún número de teléfono, pero nada.

A ver, ¿estamos todos locos o yo me perdí algún capitulo en esto del levante? Sé que me perdí varios, lo tengo asumido, pero ¿qué onda? ¿Se suponía que yo tenía que salir corriendo y colgármele del cuello o algo por el estilo en muestra de agradecimiento o de intención de conocerlo? No sé, no entiendo, yo me quedé por aquellos años en que los chicos que regalaban rosas de papel por lo menos se quedaban para preguntarte cómo te llamabas y si le contestabas haciéndote la simpática y sonreías más de medio segundo, sabían que era un: Adentrooooooooooo!!!!!!

En fin, esa fue mi experiencia con los hombre durante este fin de semana.  Ahhh no! mentira, me regalaron otra rosa el sábado, pero el caballero que me la regaló era más bien un caballerito, un nene de 7 u 8 años que estaba por ahí pidiendo, se la afanó de la mesa de al lado y me dijo “como sé que te encantan yo te la regalo” pero también me dijo eso y se fue sin siquiera dejarme darle una moneda.

Conclusión: Una de dos, yo estoy muy lenta o los tipos están medio mamertones. No sé, igual me lo merezco porque nos fuimos del bar y me olvidé la rosa de papel en la mesa. Mi romanticismo está en default.